Graznaba en la penumbra, que es ese intervalo entre la luz y la oscuridad (¿obscuridad? no, mis queridos, OSCURO), te voy a atornillar. Guardaba un bombardeo en los bolsillos, cuando sonreía se me escapaban las ratas del estómago.
Ladraba entre tus huellas, olía la bilis de tu cabeza entre los caminos de tu ausencia.
¿Cómo puede ser que te alboroten mis placeres?
¿Acaso me estaba muriendo en tu regazo? No quiero, no me quiero morir todavía, quizás eso se puede ver en la materia fecal y en las lágrimas de lluvia ácida. Antes se acostumbraba arrancar uñas, qué sé yo... estas torturas están cada vez más pelotudas, menos concisas, menos útiles, yo ya no te puedo dar nada, no quiero, no puedo, no tengo, no tengo qué, no me sale. Me estoy ahogando, deberías parar, deberías succionar el poco de vida que me queda: Solamente cuando uno toca fondo puede subir de nuevo.
¿Por qué siento este dolor? No es mio, lo robé, y ahora no lo quiero, ya me ahogué en él y no lo puedo sentir más, me está matando.
Solamente para vos, me queda este cariño, que está casi inútil. ¿Lo querrías?
okey me parece que hay más de un eufemismo acá. Pero en este momento me declaro incompetente de la materia.
ResponderEliminarMuy buen todo che.
saludos, tribal