viernes, 10 de diciembre de 2010

Nobody's home.

Yo creo que esto se convirtió (o lo fue desde el principio) en un agujero negro. Un lugar, un píxel, un espacio, una bitácora virtual en la que yo vomitaba, como si se tratara de una enfermedad, ideas, vueltas, repeticiones de la peor puñalada que me dieron, quizás desde que nací, y eventualmente los borbotones ocasionales de una historia inventada. No tenía la idea, en un principio, de abarrotar a la gente (¿lectores? en el caso de que existan) con un misil de frustraciones que yo misma construí, sin embargo fue inevitable, fue inevitable hacerlo público de la forma más implícita posible, pintado en un telón casi casi casi imperceptible. Y es que soy muy cerrada, muy áspera, muy quisquillosa, con motivos me imagino, y me parece que ser así hizo que un dolorcito hiciera metástasis del corazón hasta la cabeza. Pensaba en esto más de lo necesario, más de lo que estaba planificado. Fue un camino de tropiezos, golpes, llanto esporádico, numbness y un florecimiento final en silencio. Exacto. A veces pienso en que estoy equivocada, y esto fue como una inyección. La parte más complicada es cuando la aguja rompe la piel, la adrenalina sube y sube, hasta que solamente se trata de esperar a que salga, y se vuelve un cosquillero tímido en el pecho. Se terminó, y gracias a vos.

Goodbye, all you people. There's nothing you can say to make me change my mind.
Goodbye.

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